30 de julio de 2018

Mission: Impossible - Fallout


Fallout es la enésima curva del enrevesado camino que, desde la tercera entrega, lleva al agente Ethan Hunt hacia un destino cada vez más incierto. Y digo incierto con toda la intención. Cuando vemos una nueva entrega de Mission: Impossible, creo que todos tenemos por seguro que el personaje de Ethan Hunt es más blanco que el pan. Y aún así, película tras película se empeñan en jugar con la idea de que esta vez es la buena; esta vez el agente más capaz y del FMI ha caído en el lado oscuro. Algún día tenía que ser el definitivo...

Así es. Fallout repite fórmula. Y de qué manera. Mejorando a cada iteración, los responsables de la saga son conscientes de que abrazan el esquema episódico y televisivo en el que Mission: Impossible tiene sus orígenes. Un prólogo y unos créditos que recuerdan a las series televisivas de toda la vida, nos vienen a decir que estamos sentados en el cine un viernes 27 de julio como podríamos estarlo cada lunes ante el ordenador viendo un nuevo episodio de una de las tropecientas series del momento.

Pese a abrazar por enésima vez el esquema que ya es seña de identidad de la saga, Fallout tiene un guión bien elaborado que se desinfla un poco al final. Su punto fuerte es desplegar, sin que el espectador termine de reparar en ello, varias capas argumentales superpuestas que sirven para crear sucesivas realidades que se van desplomando una a una a lo largo de la película. Quizá uno se pueda perder entre tanto personaje, tanto cambio de ubicación y tanto giro argumental. Pero no preocuparse. La película hará hincapié en aquello que resulta importante para avanzar y, de regalo, da también varios momentos en los que se puede desconectar el cerebro, dejarlo descansar, y presenciar alguna que otra increíble pero divertida persecución.

El mentón que tanto dio que hablar el año pasado
Es un acierto haber continuado la trama de la anterior película. Una vez más Ethan Hunt se ve envuelto en un juego neblinoso de agentes regenegados, dobles morales y triples afiliaciones. Aunque al final, y muy a mi pesar, todo este descenso a los infiernos no sirve de mucho; dejando el personaje de Tom Cruise con todas las papeletas para ser Míster Trozo de Pan 2018. No olvidemos que esta saga es para el lucimiento de Cruise, y que su personaje es la perfección hecha ser humano. Esta vez la película no plantea un posible giro en la lealtad de Ethan. En cambio, presenta la idea, juega con ella, pero todo como un señuelo de cara al espectador, dando lugar al clímax que se produce a mitad de la película.

En la segunda parte de la cinta, el guión deja de ser tan elaborado. Los últimos cuarenta minutos se pierden en la acción injustificada y el ansia de sorprender. La archisabida escena imposible, que en algún u otro momento del metraje aparece en estas películas, resulta vaga, poco original y exagerada. Con seguridad, lo peor de la película.

A Tom Cruise se le nota tan agusto en el personaje que dudo muchísimo que siquiera actúe. Aún más agusto si cabe deben estar los dos actores Ving Rhames y Simon Pegg, que vuelven en esta entrega para resaltar el lado más humano de Ethan Hunt. Tom Cruise ni se molesta en intentar plasmarlo con su actuación. Pero no pasa nada; el guión y sus compañeros de reparto ya lo solucionan por él. Por lo demás, los tres actores resultan una fórmula cómoda efectiva en pantalla. Repite también Rebecca Ferguson, que se confirma como otro gran complemento al protagonista. Con todo, otro éxito de la saga es haber sabido rodear al personaje de Tom Cruise de un sólido plantel de actores capaces de suplir sus carencias.

Otro grandísimo acierto, la incorporación de Henry Cavill a la película. Sin necesidad de hacer una actuación memorable o haber escrito un personaje para el recuerdo, su personaje es el perfecto contrapunto para Ethan Hunt. Además, Cavill le pelea la escena de tú a tú a Cruise cada vez que comparten tiempo en pantalla. Lástima que el final haga colapsar las personalidades de sus respectivos personajes hacia un innecesario e insípido maniqueísmo.

El resto de secundarios acompañan bien, en principio. Pero como con todo en esta película, el paso de los minutos los acaba convirtiendo en meras herramientas para hacer avanzar la trama. En especial el que fuese el gran villano de la anterior entrega, que ahora se ve relegado a una simple moneda de intercambio.

Al igual que yo, Ethan Hunt se pregunta como cojones van a resolver los guionistas esta escena.

La dirección es exactamente igual que en la anterior película. Christopher McQuarrie demuestra ser un director más que solvente dirigiendo sobretodo escenas de acción y persecuciones multitudinarias. Es un director que le viene a la saga como anillo al dedo y que espero repita para una tercera entrega. 

Fotografía cumplidora de la mano de Rob Hardy (Ex_Machina, Aniquilación).  Por parte de Lorne Balfe, pupilo de Hans Zimmer, una banda sonora más que solvente que sabe acompañar sobretodo en las escenas de acción.

En general, una película que aspira a ser el blockbuster del verano, pero aportando ciertos toques de guión que van más allá de la típica película de acción. Entretenida, vertiginosa e interesante, Fallout se convierte en una de las mejores películas de la saga.

6.5/10


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